Y surgen, por el encanto de la magia de las manos que modelan y moldean, Quijotes y Dulcineas, dulces Julietas y Melibeas, guerreras de paz y sueños perdidos que se plasman en la materia, el barro inerte de la vida que en vida se transforma y crea…
Y emergen desde la nada, desde el cincel y el pincel, desde la paleta y la espátula, que esculpen y conforman sueños en formas, pieles dúctiles que se palpan y recrean las percepciones dulces del arte que embelesa los sentidos. Y ya la nada, el polvo del caos primigenio, abandona lo que no es para ser, escultura que nos contempla desde el otro lado, rostro de inquisitiva mirada que nos pide que expresemos los sueños en que creemos. Y nos exige que seamos lo que no somos, juez y parte en el arte puro que nos muestran… y nos ruegan y suplican, desde el fondo de sus almas de barro, que les demos vida, la vida que nos devuelven.
A. Mata